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ESTE ES UN INTENTO DE APRENDER A USAR ESTA HERRAMIENTA

domingo, 30 de mayo de 2010

MI FOTO. ESCARBANDO EL PASADO.

En esta ocasión la profe nos hizo elejir una foto y contar la historia de esa foto


MI FOTO. ESCARBANDO EL PASADO.

Para hacer este ejercicio tuve que escarbar en varios álbumes antiguos, ya que las últimas fotos son digitales y están en el PC, del que no puedo sacar mis tesoros familiares y recuerdos fotográficos actuales. La tecnología me atropella y me la gana...aún. Así que estuve como 2 hrs. viendo fotos y disfrutando con cada una que veía, trayendo a mi mente hermosos recuerdos y otros no tanto, pero vivencias importantes de mi vida. Algunas olvidadas…
Encontré antiguas fotos del pasado de la familia materna, que ya creía perdidas, incluso hasta había peleado por ellas con las tías-abuelas. Fotos del siglo pasado, una que me llamó la atención, la primera vez que la vi: una foto de un niño pequeño, vestido de traje oscuro y con cara triste, rara para un niño tan pequeño. Al preguntarle a mi madre, me contó que era un niño fallecido, que en esos años se usaba poner el “angelito” en una silla y a la vista. Brrr…que tétrico suena hoy.
Después de ver innumerables fotos, me costó mucho elegir 3, que era lo pedido, así que acabé con 10…jajaja…Y me quedo con una en que salimos mi cuñada y yo sosteniendo a Felipe, mi primer hijo, cuando era un bebé de 4 meses; gordito y serio aparece en la foto. Ya desde entonces se ve una carita seria y tristona. Como presagio de lo que vendría años después.
La elegí porque representa un cambio importante en mi vida, ser madre. Del pololeo al matrimonio no hubo grandes ni maravillosos cambios. Pero la maternidad me cambió la vida para siempre. Es a perpetuidad. Trasciende...Aún después de la muerte. Mi madre lleva ya 18 años fallecida y yo aún la molesto con todo tipo de peticiones, rogativas y culpas...
Es una foto en colores que muestra dos mujeres jóvenes; una de ellas, mi cuñada sonriente, y la otra, yo, con una sonrisa apenas insinuada, tal vez asustada por esa desconocida maternidad, nueva y absorbente, con un bebé exigente y agobiador. Como son los bebés. Y ambas con una actitud en que lo importante es el bebé. Curiosamente estamos vestidos en sincronía: ropa ligera y de colores en tonos amarillos y blancos, con flores. Hasta el bebé está con los mismos tonos, un traje blanco y amarillo, mostrando sus piernas gorditas y desnudas.
Estamos en la consulta dental de mi cuñada, recuerdo que iba pasando frente a su casa, y en un impulso decidí pasar y conversar un café con ella y crear lazos. Así que desvié mi camino, iba a trabajar, llevaba a mi hijo porque lo amamantaba, y tenía la ventaja de poder hacerlo, mientras trabajaba. Lo ponía en una silla nido, sobre el escritorio, que era inmenso; y él se portaba muy bien, mientras yo trabajaba. Él recibía a las niñas que debía atender, era lo primero que veían al entrar. Y yo les decía que si el bebé no tenía miedo, ellas tampoco debían tenerlo. Él se portaba muy bien, mientras yo trabajaba. Un pequeño jefecito…
Mi cuñada estaba muy contenta con nuestra inesperada visita. Y orgullosa de su primer sobrino, corrió a buscar la cámara, para dejar grabada esa visita. No había sobrinos hombres aún, este era mi primer hijo; y su primer sobrino.”El que continuaría el apellido”, decía ella. Compartíamos algo más en nuestras vidas; ya que éramos compañeras, colegas, cuñadas, amigas y comadres. Era una hermana para mí, ya que soy hija única. Y teníamos una excelente relación. Hasta que me separé de su hermano, y entonces perdí no sólo al marido, sino a esa hermana que la vida me había dado. Creo que sufrí más por perderla a ella que al marido. Pero esa es otra historia…
Era un día de fines de Enero de 1989, estaba hermoso, un sol radiante, que alegraba el día; y la secretaria de mi cuñada y la nana estaban chochas con mi hijo. Fue un niño muy querido, y era muy cariñoso y tierno. Ese día recuerdo que hicimos la cimarra en el trabajo, ya que no quisieron dejarnos ir, y me convencieron de quedarme. Así que a dar excusas por no ir a trabajar, y a preparar almuerzo y jugo para Felipe, que estaba con sus primeras comidas, además de la leche materna.
Fue un día maravilloso, disfrutando el jardín hermoso, la amistad y el cariño de las personas. Incluso llamamos a mi suegra para que fuera a almorzar con nosotros. Fue un día feliz.
Hoy veo esta foto y no puedo dejar de sonreír ante tan bellos recuerdos, y además verme hace 21 años atrás, con la ilusión y la arrogancia de la juventud que no ha sufrido aún. Con la belleza de la juventud…¡¡¡Y con hartos kilos menos!!! Cuando me creía la reina del mundo.

CarmenRosa


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